" Nuestro lugar para dormir es la Plaza frente al Congreso . Si alguna mañana cayeras a despertarnos con tus tangos..." - me dijo Mario quien merodeaba el Pasaje Discépolo llenándolo cada día de clima de hogar . En aquel tiempo , este muchacho con una energía de payaso con mucho polvo mágico bajo sus sus zapatos , además de participar cada día sonriente de mí gorra siendo un súper fanático , me pasaba datos cual productor callejero de los posibles mejores escenarios para que una vaya a buscar el mango mientras que él se las rebuscaba cartoneando entre otros menesteres.
Caí durante algún tiempo en algunos ratos . Escuchábamos la radio , trataba de complacer con algún tango que se quisiera escuchar ... y ahí compartíamos la intimidad contrastada con el ruido del lugar endulzada con algún bizcochuelo Exquisita o las Don Satur o la nada misma.
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Anoche estuve pispeando " La otra Milonga" y se me vinieron aquellas imágenes encima .Busqué a Mario pero nada . Nada de él en particular y tantos y tantas Marios más...Colchones destruidos y montañitas de trapos esperando la hora del posible descanso...
Y todo, mas la fuente que danzaba en su esplendor entre tangos a volumen alto y entre cuerpos abrazados, podían hablar de todo ...de todo menos de tristeza y soledad.
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Esto no está nada mal - pensé desde mi hermosa burbuja Porque con grieta milonguera y todo lo que venga, en la salud anímica del cada quien y en el ambiente tanguero en si , algo fresco huele muy bien...
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Como fresca , esa "Tardecita criolla del límpido cielo..." aparecida de repente a manera de intervención entre clima festivo y sentir serenatero...
Y qué importa...Qué importa acordar o no acordar . Más allá de una pandemia siempre será la tierra lugar de diferencias . Nunca podremos uniformar la manera de pensar y ver la misma realidad...
Pero si podremos vaciarnos una vez más de la rutina que aplasta, buscar , bucear...y bailar con lo que hay indagando en un Tango que ante todo es Personal .
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