Como dos nada extraños...

viernes, 29 de octubre de 2010

Dímelo al oido

Quienes bailamos tango no tenemos idea de lo que bailamos. Puede que existan las excepciones pero, la realidad es que bailamos un tango sin saber nada de ese tango. Ni orquesta, ni cantor, mucho menos lo que hace a la historia y al contexto en el cual surgieron letra y/o música. Somos de los milongueros (no tan de ley) y ahí nos quedamos: muertitos y mediocrones. Personalmente me da vergüenza bailar tango y desconocer tanto al respecto. Le pagaría a Dolina o a algún otro ( atractivo como éste) para que me instruya un poco y me cuente al oído historias tangueras.
Por qué los organizadores de milongas no se ocupan de colocar una pantallita así en el medio del tango abrimos los ojos y nos enteramos de lo que estamos bailando no?.

domingo, 17 de octubre de 2010

MADRESELVA

De mi madre pude haber heredado más lo de atorranta que lo de milonguera.
Tan radiante que da calambre o directamente hecha mierda.
Colorinche hasta la médula.
Pantalones que la aprietan.
Ojos grandes, y más grandes todavía, si hay turbulencia.
Mi mamá es pequeña pero se hace la grandota.
Es antigua en muchas cosas, pero se hace la moderna.
Me mostró los caminos con espinas
dejándome embarrar prendas nuevas.
Reconozco que de pequeña me daba vergüenza ir con ella:
salticando bajo lluvia en plena peatonal cordobesa.
La veo secándose lágrimas mientras se depila las cejas
para bambolearse pituca frente a ojos de cualquiera.
Yo la admiro; a mi mamá le da pena.
Gritoneando de alegría, sacudiendo la pereza, ahí está ella:
entre el cuarteto, clientes y, cuando puede,mirando las estrellas
o cantando, ebria ,su tango: "Madreselva".



Gracias mamita. Te quiero mucho.

viernes, 8 de octubre de 2010

TANGO CORDOBÉS


Esta mañana Rosa, la dueña de esta pensión que se cae a pedazos, luego de estrujar un trapo viejo del cual salía un olor nauseabundo mezcla rara de mugre y lavandina, con las manos mojadas y arrugadas, me tocó la panza y me dijo : - "Una pena que no la voy a conocer" y, mirándome desafiante a los ojos agregó: - "¿sabías que en esta residencia no se aceptan niños no?". Me costó unos segundos asociar ese "niños" con mi bebita. Acto seguido, asentí con la cabeza y me fui a dar una clase de elongación y Tango Incomunicado para embarazadas al laboratorio. No, no sabía pero, si es por imaginar, no me imaginaba tampoco andar dándole la teta a mi chiqui entre la humareda a tabaco que dejan mis compañeritas de cuarto (y eso que he fumado eh). Lo que más me molestó fue la tocadita de panza. Ni te conocen pero ahora cualquiera te toca la panza porque parece que da suerte. Eso me dijo, tocándome la panza en un colectivo Julia Zenko hace un tiempito. Igual ella ( Julia), primero pidió permiso.
Me gusta el nombre "Julia" ahora que lo escribo. De varón me gustaba "Julián". Miguelina también me gusta y más si pienso en que el padre podría ser Miguel Ansaldi. Esto de pensar en mi ciudad natal como posibilidad para irme un tiempo, me hace pensar en él también. Por qué no pone fotitos en su blog así por lo menos lo veo?
Ay no, ni imaginar. Córdoba me resulta deprimente. Cada vez que estoy allá, extraño tanto Buenos Aires. Igual, para transitar mi última etapa del embarazo no le veo otra opción ahora.
Por ahí nada es tan terrible como me lo imagino, por ahí hay un super transporte urbano de pasajeros y ningún automovilista te apura haciéndose el canchero en su carruaje de vidrios polarizados. Por lo pronto "flaca" no creo que me digan. Y, si me dicen "mamita" hasta tendrán toda la razón. Qué asquerosamente falsa me resulta la onda chistosa y supuestamente "amiguera" de los cordobeses cuando no hay onda ni somos amigos.
Me consuela saber que, por lo que me han contado Mechita Villagra y Lila Mondragón, mis hermosas amigas cordobesas, el tango en Córdoba anda bastante movido, con lugares nuevos y propuestas interesantes. Con lo que sigue, no hay duda.