Como dos nada extraños...

viernes, 24 de diciembre de 2010

TANGO EN NAVIDAD



Víspera navideña.Qué cosa tan horrible esto de salir a caminar y que me anden estampando bolsas en mi panza. No se que voy a hacer el 24. Hay una certeza y es que evidentemente sola no estaré. No me urge otra necesidad para la ocasión que el antojo desde ya del melón con jamón crudo. Me gustaría, si de imaginar se trata, estar justito a las doce bailando bajo un cielo de estrellas, abrazando mucho a un cualquiera que se deje abrazar sin más. Se me vienen a la cabeza algunos milongueros con quienes ni me he acostado. Los podría contar con los dedos de una mano ( y sobran dedos).

lunes, 13 de diciembre de 2010

MUCHACHITA DE CAMPO

No se qué hacer con mi vida y con la de esta bebé que anda todavía sin nombre (y sin apellido).
Ando en cualquiera. Hace unos días me llegó una invitación desde Agua de Oro, mi pueblo natal, para exponer mis fotos y hacer unas presentaciones de Tango Incomunicado.
Ahí estuve: entre el amor seco, las mañanas perfumadas a uvitas silvestres y sorpresa la mía cuando tuve que escuchar una propuesta bastante particular. Quieren comprar mi beba. Un matrimonio irlandés que se aloja en la estancia donde ofrecí mi intervención y, que conoce mi historia a través de este blog, estaría interesado en hacerse cargo de mi hija a cambio de una importante suma de dinero. Lo peor es lo que me pasa a mi: la tentación que me surge al imaginarme sin hija a cargo y con plata, entre milongas, viajes y placeres. Y, la bronca al mismo tiempo por estos sentimientos que se me instalan. Me siento una basura; dudando de la respuesta les dije que me dejaran pensarlo dos semanas. Seré una malvada?, una egoísta?, a cualquiera en mi situación le pasaría?. Sobre que no tengo idea del padre de esta criatura ( y tampoco me muevo mucho para dilucidarlo), ando haciendo números como si esta vidita fuera producto de alguno de mis catálogos de venta. Te pido que me ayudes hijita; que de una vez por todas alguna de tus pataditas me despavile y despierte el instinto maternal, que dicen, tenemos todas las mujeres.