No bailo sola.
Bailo con el milonguero mas deseado
que pudiera haber logrado guardar la memoria de mi abrazo.
Como dos nada extraños...
domingo, 29 de marzo de 2015
DEJAME SOÑAR
Me duele el alma de pensarla. Ayer la soñé golpeándome la puerta de casa sin estar
borracha, sin andar pasada. La soñé
tirándole bombuchas de colores en su cabellera blanca, cubriéndole con con
gajos de naranjas su piel arrugada como si fuera una máscara. Soñé que después
me chupaba su cara, me iba comiendo su cara. Y chorreaba gotas naranjas que me dejaban pegajoso el cuello. Que íbamos juntas a la murga,
a “La Goyeneche” también y que comíamos un choripán sentadas en el cordón de la vereda
mientras las lentejuelas verdes se nos despegaban de la botamanga del pantalón.
Que en una de esas me llenaron de espuma loca sobre los ojos y cómo me ardían. Y
cerré mis ojos un segundo y al abrirlos su figura que corría entre los tambores
y la humareda de la parrilla callejera.
martes, 3 de marzo de 2015
Tango aguado
“Vas a ir con esta lluvia a bailar?” – preguntó mi concubino actual. No respondí mientras me ocupé de cubrir mi equipete de sonido con una bolsa de consorcio gris. “Me prestás tu SUBE?” – largué altanera, vino un “si” tan claro como bajito y allí partí.
Está todo mal en el cuartito nada azul. Extraño a quienes tal vez nada me quisieron y tampoco nada me preguntaron; extraño a Miguel, sus aires de calle, sus historias de bandeja, extraño tal vez lo que era yo cuando lo conocí allá lejos y en épocas de gloria. Extraño salir a milonguear y ni saber dónde iré a dormir y con qué desconocido iré a despertar. Me gustaba tanto caer en deptos. ajenos y conocer baños y que a los dueños de esos baños no les importe ni un poco que una vea todo dado vuelta y ni una vela en el centro de su mesa. Tal vez lo que extraño es ser una nena y tener tiempo y cuerpo que acompañe. Hoy solo libertad de a ratos mientras bailo, cuerpo que acompaña como sale y niñez que aparece cuando me dejo contagiar por niñas de verdad. Y tenía unas ganas de tirar la toalla casi al salir a la vereda esta mañana! . Me pasa algunas veces, me pasa tantas veces. Y los días de lluvia me pasa siempre . Me siento desocupada, inútil y me da bronca tener que andar dependiendo del clima. Entonces recordé frase de colega “ hay que estar” ,” aunque cueste hay que salir igual”. Y menos mal que no tiré la toalla porque hoy sí había que secarse. Llegué a Córdoba y Callao y bailé en chatitas para evitar resbalarme subida a tacos mojados. Ser artista callejero en días de lluvia es intentar rescatar el placer por bailar con el elemento “agua” como escenografía, es también no esperar más que paraguazos y cabezas escondidas, a paso huidizo. Las pebetas rezongando y tanteando a cada rato su peinado y cuán corrido anda el maquillaje sobre sus párpados. Tan simple como salir a chapotear y jugar Y, si: hay que estar y al estar , a la toalla aún hecha harapos la vas agarrando mientras la nostalgia se hace agua en el asfalto.
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