Como dos nada extraños...

sábado, 14 de febrero de 2015

Mano a mano

Para mi , la mano del milonguero sobre mi espalda define. Es como que tiene que ser tan precisa, tan justa. Ni muy muy muy ni tan tan. Como un "acá estoy pero hacé lo que quieras, cuando quieras y como quieras". A veces me siento apretada al vicio, sin libertad. Feito. Otras veces está todo bien hasta que una quiere tomarse sus tiempos y ahí los tenés con esa mano apurándote. Horrible. Varias veces pasa que la mano en lugar de contenerte te acaricia de una manera tan evidente que te incomoda ( si no te pasa lo mismo por supuesto). Y bue...su mano derecha es fundamental. Su abrazo es para quedarte o para huir despavorida. Y,  no te hace falta ni un tango para darte cuenta. 




sábado, 7 de febrero de 2015

Recién con Geraldine Rojas


Y, me parece que fue recién que la vi milonguear ( y fue hace una parva de años!).  Es que hace tiempo andábamos por el mismo circuito milonguero. Recuerdo sus zapatos nuevos, al tono con su  pollera ( hasta la recuerdo con un intenso  turquesa resaltándole sobre su piel morena) .

.Y ahí se te aparece. Siempre se te aparece;  tal vez cuando en alguna exhibición ves a otra y, como que no te pasa nada o, como que no te pasa tanto....Inevitablemente se te aparece  Geraldine como tu referente de mujer tanguera.  . A ella no hay manera de perdértela ni bailando con su pareja  en el medio de una pista o en medio del tumulto de una milonga porteña.  No le podés sacar los ojos de encima, no podés dejar de estar entre medio de esa historia tan sentida  en la que te va metiendo .  Y cómo te invita ese  abrazo concreto, honesto, entre sensual y  resuelto.  Es tan bella pero tan bella., tan única, ardiente y pasional en su elegante manera de bailar,  que ni la envidia nos nace.  A mi Geraldine me lleva, me lleva  a pensar que bailar tango es tan fácil y  tan  natural como un dejarse estar y dejarse ser nomás ( tan fácil  y natural para ella claro!) 




lunes, 2 de febrero de 2015

ESTA NOCHE DE LUNA

Domingo milonguero sin cortes. Te bailás un lento ardiente y de pronto se te viene un picadito .  Y cómo te arruina la noche que esté una de tus tentaciones . Si no está ninguno, bailás con todos los que se te animan sin esquivarle a ningún cabeceo pero, cuando bajo el mismo techo está uno que te mueve la pista, te lo quedás como esperando y se te va la noche...Se va la vida. 
Y él bailó toda pero toda la noche   con una rubia blanca – poseedora de las  mas bellas piernas que una  haya visto ,  de vestido anaranjado y escote pronunciado en la espalda que dejaba entrever el bordecito de su vedettina  color salmón .  En una de esas lo miré y me sonrió  contento mientras el brazo de ella se le posaba como diciendo  “ es mío este  cuello”.
Me la pasé entre dos chinas que hablaban entre sí  - y conmigo en el medio y encima no querían ponerse una al lado de la otra. Por qué?!. Y qué tanto hablaban?!; qué feito es querés chusmear y no entender!. . Iban por la tercera  Brahma  y cada gesto alegre lo acompañaban confianzudas con golpecitos sobre mi  muslo .  Poco baile y frente a la espera  del abrazo deseado que no llega, hay que agarrar lo que venga.  Sobretodo porque sin verte la cara sentís cómo te vas transformando de una manera!.  Hundida, te dan ganas de llorar, hacer estallar la botella  de cerveza hacia  el medio de la pista para  cubrirte rápidamente con el mantelito de la mesa  y echar a correr. Pero , otra vez la cobardía y a  respirar hondo nomás.  Me decidí a ignorarlo y me clavé una contundente  y bien falsa sonrisa para que se me acerque algún otro, cualquiera, no importa. Y, de pronto bailé sin parar tres tangos con cada uno: un italiano, un porteño acordobesado que vive en Río Cuarto y por último  un salteño que me hacía hacer unos ganchos terribles  aún sin espacio y una lanzando  tacos por doquier...
Volver a sentarme, arrancar  la forzosa sonrisa de morondanga y  disponerse sin vueltas a ser. A escuchar  la mas linda sucesión de tangos y volver a relojear si sigue bailando con la de anaranjado. Efectivamente y pasaban sonidos entradores mientras abrazando una distancia y un par de ausencias me sentí demasiado blanda para estar en una silla dura. Es que a veces en la milonga quisiera una cucha donde apoltronarme en posición fetal a remorderme los labios y a dejarme estar. . Y no faltaba más frente a este panorama, que una  tandita de De Caro y en  “Corre corre Barcarola…” me puse  práctica ;me saqué los zapatos y di  terminada la noche. Peor es quedarse hasta el final y ver al muchacho que te gusta esperar a otra para irse juntos  al albergue de la vuelta.  

Y me fui.  Subí la escalerita y me puse contenta de no ver la luz del día todavía. Caminé un par de cuadras. Me sentía mejor bajo los árboles. Y, sentí un chistido que asocié para otra dama.  De pronto, lo tenía al lado mío al morocho  que anduvo toda la noche con la rubia. Qué hacía ahí?, acá?!.   Una se imaginó todo y mas que eso,  los viste desnudos abrazados a una corriente de tangos. Y luego  que se fueron tomados de la mano , que entraron sigilosos al localcito rojizo, que rápido abrieron  la habitación del fondo, que ella le desprendió suavemente los botoncitos de la camisa, que él le pasó la lengua por el lóbulo de la oreja al mismo tiempo que le rompía el costadito de encaje de la vedettina…Y me sentía  rara, resentida. Lo tenía junto a mi y qué ganas de apretar mi pecho junto al suyo y que sonara "Al compás de un corazón". Estaba  desorientada. Pero por qué también estaba como ofendida, celosa?. “Seguro que él tenía  toda la intención de irse con ella  pero, como ella lo rechazó, se acordó que tiene otra que  anda muerta y...”- pensaba mientras nos miramos fijamente a los ojos. 
Te puedo acompañar?
Gracias pero estoy cansada
Podemos descansar juntos
No creo
Bailaste mucho?
Uff!, no sabés! ( bien sabrás si pispeás,  que en la silla quedó la marca de mi trasero). 

(Y, me tomé un taxi sintiéndome tan boba...Se me vino el sol encima y me vi una adolescente patética y algo desencajada).