Y, me parece que fue recién que la vi milonguear ( y fue hace una parva de años!). Es que hace tiempo andábamos por el mismo circuito milonguero. Recuerdo sus zapatos nuevos, al tono con su pollera ( hasta la recuerdo con un intenso turquesa resaltándole sobre su piel morena) .
.Y ahí se te aparece. Siempre se te aparece; tal vez cuando en alguna exhibición ves a otra y, como que no te pasa nada o, como que no te pasa tanto....Inevitablemente se te aparece Geraldine como tu referente de mujer tanguera. . A ella no hay manera de perdértela ni bailando con su pareja en el medio de una pista o en medio del tumulto de una milonga porteña. No le podés sacar los ojos de encima, no podés dejar de estar entre medio de esa historia tan sentida en la que te va metiendo . Y cómo te invita ese abrazo concreto, honesto, entre sensual y resuelto. Es tan bella pero tan bella., tan única, ardiente y pasional en su elegante manera de bailar, que ni la envidia nos nace. A mi Geraldine me lleva, me lleva a pensar que bailar tango es tan fácil y tan natural como un dejarse estar y dejarse ser nomás ( tan fácil y natural para ella claro!)
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