Como dos nada extraños...

domingo, 25 de enero de 2015

UNO

Y,  parto a milonguear sintiéndome de nadie y de todos al mismo instante
( pero mas mía que nunca)

domingo, 18 de enero de 2015

Dichas que viví

Y no,  siguieron propuestas sin llover. Luego de tres horitas en Fulgor sin que mi presencia haya sido advertida por algún milonguero con deseos de catarme en un abrazo, atravesé la puerta nomás y bajé por la oscura Serrano unas cuadras hasta desembocar en el tumultuoso sótano de  Armenia otra vez. Escalera que, al bajarla, me hunde la autoestima para entrar tan oscura en los brillos de la noche, entrada noche. Hora del café con leche,  las medialunas y de cuánto abrazo a punto caramelo. "Cosecharás tu siembra" - se me viene a  la cabeza. Y algún que otro consejo  escuchado de una extranjera: " hay que saludar a todos, mirar sin titubeos y hasta aceptar alguna copa si querés bailar".
También se me aparece el repetido bocadillo de mi ex terapeuta y, de pronto vuelvo a ese consultorio apareciendo  apocada tras lágrimas que seco con "Carilinas",  mientras le cuento a Alicia sobre cómo siento abarrotarme lejos de sentirme protagonista de alguna maravilla, en el ámbito de la milonga "Pero volvés a ir"- me dice, "y seguís sentándote sola" - agrega; ese costo tendrá su beneficio"- resuelve . Y una ficha me cae.  Y si, los saludos formales con quienes alguna vez me conecté bailando, me parecen al vicio, me destrozan un poquito;por ahí evitarlos es evitar una cuotita de esa tristeza y, en cuanto a las copas, las prefiero a solas - si es que aceptar compartir una mesa y una copa,  implica tener que responder cierto interrogatorio que comienza por lo general con el infaltable " qué hacés de tu vida" . Tal vez me atrae el misterio y no saber. Tal vez - y siempre vuelvo a lo mismo, voy a la milonga en calidad de abrazar y contarte lo que quieras con mi cuerpo y nada más. Y, ya a lo último apareciste ubicándote de espaldas y relojeándome cada tanto. Tan incierto para mi ese mecanismo, tan incómodo pero,  respiré hondo y sostuve por un lapso de dos segundos el mirarte y , obtuve un gesto tan ínfimo como infalible. Me tomaste de la mano y me llevaste al centro de la pista y de entrada nomás fue lanzarnos a ese abrazo necesario, desenfreando, íntimo y voraz. Y , bajo un tango, tu tango y el nuestro, cuánta audacia que arremete desbocada mentras blanda voy donde quieras que vayamos.

lunes, 12 de enero de 2015

TANGO AMIGO

La milonga no es necesariamente un ámbito para hacer amigos o andar saludando a conocidos; es también el lugar donde encontrás el abrigo perfecto a tu soledad,