Pienso que, para bailar con un "otro" sobre todo el tango - que invita a la intimidad, debo de verdad "estar" , "estar lo más presente y disponible con MI "estar" ; abierta a ese "otro" y al estímulo musical que nos convoca para que ese mismo estímulo nos atraviese , nos penetre y ese otro no nos sea de ninguna manera indiferente.
Es bueno reconocerse y saberse dispuesto: dispuesto a vivir un Tango Íntimo al extremo. Dispuesto al fuego, a quemarse, a que corra sangre , hambre, sexo... A extrañar mucho luego.
Saberse bailar con uno mismo es lo esencial para luego confiar en lo que tengo y plantarme a vivir en el " Aquí y Ahora " el encuentro con un otro que en principio me puede resultar hasta ajeno.
Y, de esa manera, siempre conociéndonos y reconociéndonos podremos liderar y aportar desde el rol que se nos baile bailar.
A mi al menos , me sigue pareciendo de lo mas extraño que cuando se quiere comenzar a tomar clases de tango, muchos maestros se dediquen a los pasos , se camine mucho, se bombardee con figuras , luego el abrazo...y listo ! salís bailando! Y por ahí se prescinda de lo que uno solito puede investigar con el tango, escuchándolo, abrazando la soledad y no solo con pies y brazos.
Mucho se habla de ser " uno " bailando tango el cual solo se concibe que sea "en pareja". Lo cierto es que en la realidad milonguera, a veces somos "uno" abrazando la forma del " como se baila" o a un otro que está en cualquiera y hasta la música nos pasa cual ráfaga entre las figuritas que nos enseñaron a las que por supuesto queremos meter como sea.
Si el propio cuerpo no está entrenado desde un lugar sensible, lúdico y solo lo encaramos desde la técnica propiamente de tango como danza de pareja y en el ámbito de milonga y poco fuera de ella, me parece, de bastante nos perdemos . Y tal vez bailemos un tango que técnicamente sea perfecto pero, es acertado interrogarse en ese momento cuando terminó la tanda y aún sigo abrazada: te estoy compartiendo todo lo que soy?, todo lo que siento?
( En Foto : Cristian; colega vendedor en el mundo subterráneo , a quien me tomé el atrevimiento de catar en su primer tango sin que tenga la mas mínima idea de cómo bailarlo. Y no me sorprendió que bailar con él llevándolo resultara tan placentero; se sabía muchos tangos, los tenía metidos en la memoria, en su ser, en su abrazo).
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