cabisbaja, a la espera de ese abrazo que atormenta y remueve toda sangre que delata el sentido a esta existencia. Y, a veces no se da porque no te acercás y una no todos los días se siente tan fuerte pa' llevarse el mundo-y los hombres por delante.
Entonces, te volvés a tu casa, por Arenales - o por alguna otra, cuando de repente detrás de un árbol no aparece nadie y sos vos la que tenés ganas de desaparecer hasta próxima noche milonguera, cuando otra vez vuelvas a soñar con romper todo y terminar en un sillón avejentado abrazándote al compás del tango que mas te gusta con quien mas te gusta.
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