Esa noche me dijo "no te aguanto más" y no dije nada creyendo que volvería. Pero no volvió cuando pasó un día. Y seguí creyendo que volvería o al menos que me llamaría. Y hasta podía sentir la previa a su posible aparición. Escuchaba el sonido de la llave en la puerta de entrada al edificio, su caminar pesado, sin titubeos, ansioso por el reencuentro...Nada cierto. Otros zapatos y besos ajenos.
Ya van como dos meses me parece. Me quedé con mi hija y también me quedé con su hija. Y acá estoy: llena de vida, solitaria y media perdida. A veces mi ex muchacho aparece. Y jugamos a ser amantes mientras nos reimos del pasado no pisado. Y jugamos a ser familia y nos cansamos de ser familia y cada uno vuelve después a su vida. Y poco puedo volver a la mía - que no es tan mía.
Y entonces lo llamo seguido: "te podés venir que necesito de descanso ir a milonguear?" y a veces viene, otras dice que se va ( no me da para preguntar nada más). Se trae unas pelis, una cerveza y se queda jugando con las nenas hasta que vuelvo y ahí lo veo: tirado, dormido, entre bracitos pequeños que lo envuelven. Eso es tan lindo...
Y no se qué más.
Esa frontera que cuando estaba detrás de la bruma, intangible, un punto en la espesura, nos parecía una desconocida y hasta intrigante amiga… Y ya la hemos alcanzado, y no sabemos si nos duele… y se transforma… indoloramente en desabrida. Como ajena, y con nuestro cuore lento, cansado, irreconocible… y ya no podemos asirnos a casi nada.
Esa frontera que cuando estaba detrás de la bruma, intangible, un punto en la espesura, nos parecía una desconocida y hasta intrigante amiga… Y ya la hemos alcanzado, y no sabemos si nos duele… y se transforma… indoloramente en desabrida. Como ajena, y con nuestro cuore lento, cansado, irreconocible… y ya no podemos asirnos a casi nada.
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