Me partieron la boca de tremendos besos y golpes de puño.
Me violaron sin vueltas, sin poder defenderme. ya no había uñas, ya no había dientes,
ya no había ganas. ya no había nada.
Y sonaban tangos, resonaban tangos, aturdían tangos y,
mi llanto silenciado por tangos, era una mueca desgarrada del espanto.
Solo espanto y ganas de matarlo.
Solo ganas aprisionadas por tanto terror macabro.
Tantas veces soñé que lo mataba, tantas veces desperté y entre pesadillas me mataba...
Desde ese momento encontré en el Tango Incomunicado mi salvación, mis ganas de bailar, vibrar, vivir y resurgir, nacer y renacer, armarme otra vez...
Y de a poco, muy de a poco, aprendo a confiar otra vez en algún que otro abrazo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario