Anduve muerta un tiempo bajo tubos fluorescentes de un hiper, acomodando bolsas de jabón en polvo. Me irrita todavía pensarme con manos tan sucias oliendo a tan limpia. Un día largué todo después de haber estado llorando junto a mi locker; previo a eso cómo había disfrutado de una pelea a trompadas entre dos señores con corbata. Me comieron los bichos un tiempo. No sabía por dónde buscar, si volver a dejarme tocar...
Solo quería estar con niños o con viejos. Y buscaba milonguear con unos cuantos que rondaban los setenta y pico. Y sentí abrazos tan necesarios. Me faltaban los niños aunque tenía la mía a quien por momentos ni la reconocía, me dormía amamantándola, la soñaba tirada, me culpaba soñándola tirada Hice terapia hasta que no la hice más. Me faltaba plata. Y un día me levanté fuerte, como que podía creerme lo que quisiera y como quería estar entre niños me ofrecí de niñera. Y me tomaron. Y jugué tanto con niños que me contagié de ganas otra vez. Y volví a creer y a no esperar una maldita nada de nadie. Y ya está, esa es la clave: saberse solo y tocar fondo. Tan potente la luz que te ilumina que te pegás un tiro o salís hecho un tiro!. Y salí a la calle... Y ahí sí que ves las estrellas y tu soledad es placentera cuando se la comparte entera!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario